En español|Luca, la bacteria que podría explicar el origen de la humanidad
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Ciencia
Por Nicholas Wade
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Un grupo de científicos ha generado un retrato genético del antepasado de todos los seres vivientes y, gracias a que es sorprendentemente específico, aclara en gran medida el misterio de cómo surgió la vida en la Tierra.
Este venerable ancestro era un organismo unicelular parecido a una bacteria. Tiene un nombre, o por lo menos, un acrónimo grandioso: Luca, por la sigla en inglés de “último ancestro común universal” (Last Universal Common Ancestor), y se calcula que vivió hace aproximadamente 4000 millones de años, cuando la Tierra tenía apenas 560 millones de años de edad.
El nuevo descubrimiento aviva el debate entre aquellos que creen que la vida comenzó en un ambiente extremo –como las fuentes hidrotermales en la profundidad del océano o en las faldas de los volcanes– y aquellos que sostienen que la vida surgió en ambientes más normales, como el “pequeño y cálido estanque” propuesto por Darwin.
La naturaleza del ancestro más antiguo de todos los seres vivos ha sido incierta, puesto que los tres grandes dominios de la vida no parecen tener un punto original en común. Esos tres dominios son el de las bacterias, el de las arqueas y el de las eucariotas. Las arqueas son organismos parecidos a las bacterias pero con un metabolismo diferente, y las eucariotas incluyen a todas las plantas y los animales.
En lo últimos años, los especialistas han creído que las bacterias y las arqueas fueron los dos primeros y que las eucariotas surgieron después. Eso abrió el camino para que un grupo de biólogos evolucionistas, liderados por William F. Martin, de la Universidad Heinrich Heine en Düsseldorf, Alemania, tratara de identificar la naturaleza del organismo a partir del cual surgieron los dominios de las bacterias y las arqueas.
Los científicos partieron de los genes que codifican las proteínas de las bacterias y las arqueas. En los últimos 20 años se han recolectado aproximadamente seis millones de esos genes en bancos de datos de ADN, gracias a científicos que, con nuevas máquinas decodificadoras, depositan secuencias genéticas de miles de microbios.
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